El boxeo argentino tocó fondo

Compartir:

Por Juan Ignacio Blanco http://www.diariouno.com.ar/deportes/El-boxeo-toco-fondo-20120211-0023.html

jiblanco@diariouno.net.ar

El boxeo argentino tocó fondo luego de la bochornosa pelea entre Luis Lazarte y John Casimero y dejó ver que el deporte que más alegrías le dio a los argentinos se encuentra en coma.

Fue vergonzoso ver a los «muchachos» de Moyano golpeando a Casimero y su equipo porque éste ganó lícitamente una pelea que quedará en la historia como el hecho más escandaloso de nuestro boxeo.

Los barrabravas no sólo coparon el fútbol, ahora lo hicieron con el boxeo y se extienden apañados, en este caso, por el Sindicato de los Camioneros, el cual desde hace un tiempo tiene su «flota» de boxeadores.

Eso no es nada. Lo malo es que la barra identificada como peronista y sindicalista (se vio claramente en TV) actúa como grupo de choque cada vez que a uno de los suyos les va mal.

Lo de Lazarte ya se venía venir y nadie hizo nada, ya que desde la FAB y gracias al déspota de su presidente Osvaldo Bisbal no se aplican sanciones y porque los promotores prefieren quedarse en la cómoda y esperar que el «Sindicato» ponga la guita para organizar un evento en vez de salir a patear la calle en busca de sponsors.

Lazarte, en tanto, a los 41 años, debería ser suspendido de por vida; no sólo por su boxear sucio y plagado de infracciones, sino que también por haber sido el que encendió la mecha.

«¿Querés salir vivo de acá?», le preguntó el marplatense al árbitro mientras este le descontaba un punto por las excesivas faltas. Un papelón sin precedentes.

Las sillas volando sobre el ring, los muchachos pegándole al filipino y a su equipo, la inoperante policía de brazos cruzados, los periodistas corriendo a refugiarse porque no se podía laburar, los promotores tranzando con el Sindicato y Bisbal haciendo lo que se le cante porque así se lo permiten su corte se inútiles serviles, fueron la triste postal de lo que debía ser una fiesta deportiva.

Lo malo será que hoy, al leer esto, el periodista tendrá una vez la culpa por informar lo que pasa, mientras los barrabravas siguen copando deportes.