El resultado, aunque sorpresivo, ratificó el amplio favoritismo de Floyd Mayweather sobre Víctor Ortíz. El invicto de Grand Rapids noqueó en cuatro asaltos al pupilo de Oscar De la Hoya y recuperó la faja welter del Consejo Mundial de Boxeo.
Aunque algunas personas tildaron de antideportiva la acción de Mayweather, de golpear a Ortíz cuando estaba con la guardia abajo, el árbitro Joe Cortéz ratificó que no hubo acción ilegal y que los golpes del nuevo campeón fueron legales.
El desenlace del cuarto asalto fue inesperado. Tras insistir en golpear ilegalmente con la cabeza, el campeón Ortíz fue penalizado por el árbitro Cortéz con el descuento de un punto. Aparentemente apenado por su actuación, Ortíz fue espléndido en las disculpas. Abrazó a Floyd, lo besó, le dijo algo al oído.
Tras el descuento, Cortéz le dijo algo a Ortíz y llamó a la continuación de las acciones en un momento en que faltaban pocos segundos para concluir el asalto. Ortíz volvió a pedir disculpas, chocó guantes con Floyd e inexplicablemente mantuvo su guardia abajo.
Como movido por un rayo, Floyd depositó un izquierdazo en el rostro de Ortíz, y este, en vez de responder, volteó a mirar al árbitro, quien parecía entretenido en otros menesteres. Fue ahí donde vino el brutal derechazo a la mandíbula que envió al hoy ex campeón al mundo de los sueños.
En vano trató Ortíz de incorporarse, pero fue imposible. Floyd era el ganador y nuevamente campeón.
Desde que terminamos nuestra transmisión internacional por televisión, hasta el momento de escribir esta columna, he recibido innumerables opiniones. Muchas de ellas cuestionando la legitimidad del triunfo de Floyd, a quien tildan de antideportista.
Comprendo que el estilo de vida, las excentricidades y las habituales declaraciones públicas de Mayweather provocan disgusto y hasta odio en los aficionados. Sé también que mucha gente ve sus peleas para tener la oportunidad de verlo caer, e imagino que muchos quisieran que Manny Pacquiao lo destruyera.
Frente a todo eso no tengo comentarios. Pero ante a las acusaciones que actuó de manera ilegal, no puedo dejar de expresar mi opinión en el sentido de que esto está alejado de la realidad.
Sí hubo un acto ilegal en la pelea. Pero fue de parte de Ortíz. Los cabezazos reiterados lo dibujan como un peleador callejero, sin argumentos boxísticos. Y lo comprendo, porque debe ser frustrante atacar a un rival y lanzarle decenas de golpes sin que ninguno llegue a su objetivo.
El período de las sanciones y las disculpas ya había pasado. Cortéz había llamado a la reanudación de la pelea. Luego entonces, no veo falta alguna al reglamento. Observo novatez, injustificada despreocupación y falta de precaución por parte de Víctor Ortíz.
En Floyd veo su malicia, su sentido de la oportunidad y su capacidad para sacar ventaja en situaciones específicas. Lo mismo que hizo en el pleito del 2005 ante Arturo Gatti en Atlantic City.
Fue una mezcla de factores. Por un lado, la exagerada intención de Ortíz de disculparse, la viveza de Floyd de aprovechar el momento y por último la acción del árbitro Cortéz de estar mirando para otro lado cuando la acción estaba en progreso.
Sé que a muchos no les gustó, pero a mi entender, no hay nada que reprochar a Floyd Mayweather. Ganó bien, y no debemos atribuirle a él, los errores que cometió su contrario.