Por: Daniel Alonso, Lo Mejor del Boxeo
El Salón de la Fama del boxeo mundial, ubicado en Canastota, Nueva York, recibió a Eusebio Pedroza en su clase de 1999. Tuve el honor de estar ahí, acompañándolo.
Al anunciar su inducción, el Salón de la Fama dijo que “Ha habido pocos reinados como el que tuvo Eusebio Pedroza. Cuando capturó el título de peso pluma de la AMB en 1978, se mantuvo en la corona durante siete años y dos meses, incluido un récord de división con 19 defensas de título exitosas, hasta perderlo en la número veinte”.
En efecto, así es. Su carrera fue excepcional. Eusebio Pedroza nació en la ciudad de Panamá, el 2 de marzo de 1956 y se convirtió en profesional en 1973. Con marca de invicto en 9 peleas y luego de vencer a veteranos como Senén Ríos y Vicente Worrell, Pedroza encara su primer compromiso internacional, ante el invicto colombiano Alfonso “El Olímpico” Pérez, y pierde por nocaut en solo tres asaltos.
Tras cinco triunfos consecutivos, incluyendo una guerra con Orlando Amores, Pedroza obtiene su primera oportunidad titular en la división gallo, el 3 de abril de 1976, en Mexicali, México, ante el temible invicto pegador mexicano Alfonso Zamora. Era solo la pelea profesional número dieciséis de Pedroza y Zamora retuvo su título con un nocaut en el segundo round.
Apenas tres meses después, viaja a Venezuela a enfrentar al invicto local Oscar Arnal y es vencido por nocaut en seis asaltos. Pedroza regresó a Panamá derrotado y con la mandíbula rota. Nadie, absolutamente nadie, hubiese podido creer la historia que les voy a contar.
Corría el año 1977. Habían pasado nueve meses de aquella derrota en Venezuela, pero Pedroza surgiría de las cenizas. En aquel año, enfrentó a tres de los mejores pesos plumas de Panamá. El chiricano José Santana a quien venció por puntos, el estilista Reynaldo “Hormiguita” Hidalgo a quien noqueó técnicamente en nueve asaltos, y al fuerte pegador Rodolfo “Bebé” Francis, a quien despachó en siete asaltos en una pelea natural que despertó el interés de la afición local, y que se cumplió la misma noche que Héctor Carrasquilla perdiera con el coreano Soo Wang Hong. Esa pelea Pedroza-Francis fue tan importante que el propio Juan Carlos Tapia los entrevistó el día del combate.
Tras ese triunfo ante Francis que selló un 1977 de reivindicación pugilística, Pedroza recibe la oportunidad, el 15 de abril de 1978, de desafiar al campeón mundial pluma, el español Cecilio Lastra, quien se había coronado al vencer al panameño Rafael Ortega. En el asalto número 13, Pedroza sellaría su triunfo y ganaría el título pluma de la Asociación Mundial de Boxeo. En ese momento, una leyenda del boxeo había nacido.
Cumplió la mayoría de sus defensas fuera del país. En Panamá expuso seis veces. Ante los panameños Héctor Carrasquilla y Jorge Luján, el mexicano Ernesto Herrera, el argentino Juan Domingo Malvarez, el estadounidense Patrick Ford y el sudafricano Bashew Shibaca.
Se paseó vencedor en Puerto Rico, Japón, Nueva Guinea, Corea, Italia, Venezuela y en las ciudades estadounidenses de Houston, New Jersey y Charlotte. Sus combates ante Rocky Lockridge y Juan Laporte son memorables.
El 2 de febrero de 1985 se produjo la defensa titular número 19 de Eusebio Pedroza, y fue ante otro panameño, el ex campeón mundial gallo Jorge “Mocho” Luján. Por segunda vez en su carrera Pedroza se enfrentaba a un compatriota en una pelea titular.
Fue tal la expectativa, que Juan Carlos Tapia los tuvo como invitados especiales en uno de sus programas de Lo Mejor del Boxeo. Luján, acompañado por su apoderado Yeyo Cortéz y Pedroza franqueado por el Doctor Elias Córdoba y Don Luis Spada. Por disposición de la AMB se ordenó un pesaje previo cinco días antes del combate. La presión local era mucha, Luján vaticinó que lo vencería y Pedroza sentenció lo que ocurriría una vez estuvieran el sobre el ring. Y cumplió, con un triunfo claro por decisión unánime.
El reinado del título de Pedroza llegó a su fin el 8 de junio de 1985, cuando perdió una decisión unánime ante Barry McGuigan de Irlanda. Pedroza fue compensado con una bolsa cercana al millón de dólares, un récord por entonces para esa división.
Siguió peleando hasta 1992, cuando colgó definitivamente los guantes, dejando un palmarés de 41 victorias, 25 de ellas por nocaut; solo seis derrotas, un empate y un no contest.
Fue apenas el segundo panameño en ingresar al Salón de la Fama, después de Panamá Al Brown. Después vendrían Ismael Laguna, Roberto Durán e Hilario Zapata.
En la madrugada del viernes uno de marzo del 2019, la nación se sacudió con el anuncio de su muerte. Tras batallar valientemente contra el cáncer, el gran campeón sucumbió ante los designios de la vida y entregó su alma al creador, un día antes de haber cumplido los sesenta y tres años.
Hoy me siento honrado de poder mostrar a la afición panameña, los méritos indiscutibles de este peleador que a base de disciplina, perseverancia y astucia boxística, logró metas que muy pocos pensaron que llegaría a alcanzar.
Con plena justificación, será siempre recordado por una patria agradecida.
Un orgullo para el deporte panameño, “El Alacrán”, Eusebio Pedroza.