Laguna, por siempre

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Por: Daniel Alonso

Hoy, 10 de abril, se cumplen cuarenta y siete años de la histórica conquista del campeonato mundial ligero por parte del panameño Ismael Laguna.

Un día como hoy, en 1965, el estadio nacional Juan Demóstenes Arosemena mostró un lleno completo en una jornada que marcó un hecho inédito, y es que nunca antes Panamá había servido de sede a una confrontación de título mundial de boxeo.

El boricua Carlos Ortíz, campeón defensor, era una verdadera personalidad de la época, que ya había reinado en los junior welters. Laguna, era un joven de 21 años, que recibía su primera oportunidad titular, la cual nunca obtuvo de Eder Jofre en los gallos y Ultiminio Ramos en los plumas.

Lo demás es historia sabida. Ismael Laguna dio un concierto de boxeo y venció en buena lid a Ortíz, dándole a Panamá, apenas, su segunda corona mundial de boxeo, treinta años después que nuestro primer titular, Panamá Al Brown, perdiera su faja de los gallos en Valencia, España ante Baltazar Sangchilli.

Siempre he dicho que ese día, 10 de abril de 1965, marcó un antes y un después en la historia del pugilismo panameño. Gracias a Laguna, y bajo el influjo de su grandeza, surgió una nueva generación de boxeadores, peleadores que querían emularlo y que llegaron a ser campeones mundiales poco tiempo después.

He ahí la grandeza del “Tigre” Ismael.