Desde que anunciaron que Julián Yedra pelearía ante Carlos Buitrago se advirtió que el púgil nicaragüense traía mucho boxeo. No en vano presenta un récord invicto y con buen porcentaje de triunfos por nócaut.
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Anoche, Buitrago, número uno del planeta en la división menor del boxeo, dio una buena clase, con esgrima y potencia, para vencer a Yedra y proclamarse, sin sombra de duda, el nuevo monarca paja de la Organización Mundial de Boxeo, en la contienda estelar de la velada realizada en el Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI.
Yedra ofreció lo que tuvo. De eso no queda duda, pero lo que dio de sí no sirvió para superar a un Buitrago que demostró ser mucho mejor boxeador.
Sin defensa, Yedra fue un blanco fácil de los impactos de Buitrago, quien lo lastimó en el ojo izquierdo desde el primer minuto del combate, que, hay que decirlo, fue de buena calidad, con dos rivales que se entregaron en el cuadrilátero.
El mexicano logró sus mejores momentos del sexto al octavo asaltos. En dos ocasiones se vio con posibilidades de despachar al “Chocorroncito”, pero al final no se decidía a meter los golpes decisivos. Su mánager y todos le gritaban que fuera al frente, pero no lo hizo.
Y quizá eso fue lo que permitió a Buitrago ser mejor boxeador. Yedra no se animó a atacar. El gancho era una buena opción, pero no lo usaba como una herramienta importante. Y los golpes le seguían entrando. Eso dio paso a que el visitante no se viera en realidad en serios problemas.
Buitrago, además, como que se tomó un respiro y en el último tercio del combate conectó impactantes golpes al rostro de Yedra, quien también metía los suyos, pero sin la consistencia que se necesitaba para noquear.
“Yo sabía que ganaría. Fue un digno rival, pero vine a buscar el campeonato y me lo llevo a casa”, señaló Buitrago, quien se llevó el triunfo pero no el cinturón porque el trofeo no llegó a tiempo a la hora de la función por un extravío en el equipaje que lo traía de Panamá. La gente protestó al considerarlo como una falta de respeto, pues no se tuvo un cinturón que ganó con todas las de la ley.