Juan Ignacio Blanco OVACIÓN ONLINE
Lo de las entidades que rigen al boxeo, sean las denominadas de primer orden, o las de segundo, ya es algo que roza lo impresentable.
Los entes, en su afán de ganar campeones y movilizar los billetes, habilitan a boxeadores de impresentables records o con pocas peleas para que accedan a contiendas que pondrán en juego algún título mundial, intermedio o nacional.
Desde hace un tiempo a la fecha, la Comisión Mundial de Boxeo (de la cual ya hemos escrito bastante) ha ganado terreno en nuestro país (Argentina) ante las falencias de la Federación Argentina de Box, donde el despotismo de su presidente Osvaldo Bisbal parece ser un tema que no tendrá fin, al menos en el corto plazo.
La noche del viernes, en el Poliguay de Guaymallén, pintaba para buena y con una de las tantas alternativas que propone la Federación Sureste del Boxeo Mendocino, entidad que está afiliada y que toma como “madre” a la Comisión Mundial de Boxeo.
El local Juan José Farías (8-6-0, 6KO), actual campeón nacional de peso pluma de ese organismo insurgente, iba por su segunda corona rentada ante el misionero Orlando Javier Maciel, un boxeador que actualmente está radicado en Brasil y que llamativamente, hasta el momento de la pelea, contaba con una foja de dos combates: 1 victoria y 1 empate.
¿Con ese record está habilitado para pelear por un título y a una pelea pactada a la distancia de los 10 asaltos? Al parecer sí, y eso es algo que sucede muy a menudo en el boxeo nuestro de cada día, más allá de profesar el oficialista (FAB) o el disidente (CMB).
Al margen de eso, y algo mucho más llamativo aún que lo anterior, es que para la terna de jurados fue designada la señorita Tamara Palacios, quien a su vez es hija del técnico de Juan José Farías, uno de los dos púgiles en cuestión arriba del entarimado.
En cuando a lo que fue el combate, hay muy pocas cosas para contar ya que el Pericote, de mucha mayor experiencia en cuanto a lo amateur y a lo profesional, fue extremadamente superior al pobre misionero Orlando Javier Maciel, quien apenas con tibieza sabía largar una especie de jab desmañado y sin potencia.
El visitante, en el primer asalto, cayó dos veces a la lona y se recuperó antes de que la cuenta del árbitro Gustavo Morillas llegase a los “9”, algo irrisorio ya que a esa altura, y mucho antes de comenzar el combate también, no habían equivalencias entre uno y otro.
El match siguió con la tendencia de Farías de ir al ataque hasta que en el cuarto asalto asestó un potente cross de izquierda que mandó otra vez a la lona a su rival.
Reanudada las acciones, el Juanjo se fue a definirlo, pero impactó en la nuca a Maciel, quien, a pesar de la infracción, tuvo que sufrir que el árbitro decretara un nocaut técnico inexistente.