Percepción de los organismos mundiales

Nota de la redacción: El siguiente es el artículo que Daniel Alonso publicó a solicitud de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en la revista que se distribuyó entre los asistentes a su reciente cena anual de premiación a los valores del año 2011.

Por: Daniel Alonso

Hoy más que nunca, el mundo del boxeo observa con atención el desarrollo de la actividad pugilística a la luz de los organismos que la supervisan.

Frente a un pasado nefasto, que nadie quiere recordar, donde las apuestas y los resultados estaban sometidos a la injerencia de mafias y organizaciones al margen de la ley, las entidades rectoras del boxeo tuvieron que cumplir una tarea de adecentamiento para sentar las bases de la industria que actualmente disfrutamos.

Hoy quiero referirme a ese tema.

El mundo del boxeo es, en esencia, conflictivo. El choque de dos hombres en el cuadrilátero supone una confrontación que involucra a muchas personas y que se inicia mucho antes que trepen al ring y termina mucho después que le levanten la mano a alguno de los dos.

Es necesario contar con la supervisión de organismos que velen por la seriedad y la rectitud de una actividad en la cual la credibilidad juega un papel determinante.

El público quiere tener la absoluta seguridad que ese choque de dos gladiadores se dará en igualdad de condiciones, sin favoritismos. Una competencia donde gane el que lo merece, y eso lo van a determinar los hombres que impartan justicia boxística.

Con los avances tecnológicos mundiales, las distancias se han acortado, y hoy día cualquier persona puede ver el desarrollo de un combate determinado aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia.

Es mucho más fácil conocer de algún fallo injusto, de una acción deliberadamente perniciosa de algún oficial, y eso hace que las entidades rectoras del boxeo estén más expuestas al escrutinio público. Prácticamente no hay secretos. Las acciones de las entidades deben cumplirse literalmente “de cara al sol”, teniendo a toda la afición boxística como testigo.

Por todo lo antes expuesto, es evidente que la percepción que tiene el público de los organismos mundiales está directamente vinculada al cumplimiento de sus reglamentaciones. Lo que debemos preguntarnos es… ¿Percibe el público como correcto el papel de los organismos mundiales?

La gran mayoría del público desconoce la hermenéutica en el manejo del boxeo mundial. Como aficionados nos concentramos en el espectáculo, pero las entidades tienen que ser facilitadores de la actividad, mediadores cuando sea necesario y enérgicos juzgadores cuando de imponer sanciones se trata.

Esta no es tarea fácil. Lo ideal sería manejarse en un mundo de armonía, donde todos los actores estén de acuerdo con las disposiciones y sientan que las condiciones les son favorables, pero lo cierto es que muchas veces no es así.

Para desarrollar con efectividad su función, el organismo tiene que tener al cien por ciento afinado el mecanismo que permite la marcha del engranaje. Desde un comité de clasificaciones que sea el reflejo exacto del talento, ejecutorias y trayectoria de los púgiles considerados, hasta un comité de campeonatos que vele por el cumplimiento de las defensas mandatorias y opcionales, pasando por un estricto sistema de control antidopaje.

Como el más antiguo de los organismos que rigen el pugilismo, la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) tiene el compromiso de marchar al ritmo de los cambios, con innovaciones que produzcan beneficios a la industria, sin desmedro de la calidad que exige la afición.

Es un reto que no puede ni debe eludir. Mantener la tradición de seriedad unida a la actualización, sin perder la esencia que ha hecho grande a este deporte. Esa es la gran tarea, y de ella depende que sigamos viendo al boxeo como lo que siempre he dicho que es… el más noble y viril de los deportes.