Señor Presidente de la Comisión de Boxeo.
Señores Comisionados.
Señores Campeones Mundiales,
Señores Miembros de la prensa nacional
Señores oficiales, jueces y árbitros
Señores Promotores y entrenadores
Amigos todos.
Vamos a hablar de boxeo.
Rendir un homenaje a Harmodio Cedeño, como lo hace esta noche la Comisión de Boxeo Profesional de Panamá, es rendir tributo a la esencia del deporte mismo. Es ponderar a una figura que ha sido prácticamente un estandarte en el desarrollo del boxeo en Panamá, ya que Harmodio ha estado ligado al pugilismo local desde hace más de cincuenta años.
No resulta complicado imaginar cómo se vinculó al boxeo. Harmodio es chorrillero, y como tal, tiene que haber sentido admiración por pugilistas nacidos de aquel arrabal, que se hicieron famosos en su época, como Guillermo Andrade, que en los años 40 era una verdadera sensación. Luego vendrían otros como Horacio Otis, Melvin Bourne, César “Puntillita” Leal y Eugenio Hurtado, “El Demonio de la Noche”, por mencionar algunos.
Es fácil imaginar que Harmodio formaba parte de esa gallada de chorrilleros que no se perdía una cartilla los domingos en el “Neco de la Guardia”. En las funciones profesionales, era uno de los muchos que no tenía para la entrada, pero se colaba por el techo del Neco de la Guardia, junto a Tito Torres.
Lo más probable es que así se vinculó al boxeo aficionado, con aquellas cartillas calientes en el ya desaparecido Gimnasio “Pascual Ciela González” de El Marañón. A finales de los años 50 ya Harmodio era un juez conocido en el boxeo aficionado que giraba en torno al Club Panamá y el Club Cincuentenario.
Me dice Foncho Méndez que a él le tocó llevarlo de la mano, junto a Marcos “Tito” Torres, otro chorrillero, al boxeo profesional a inicios de los sesenta.
He sido un estudioso de la historia del boxeo panameño y mis investigaciones me dicen que tanto Harmodio como Marcos Torres debutaron como jueces de boxeo profesional la misma noche. Fue el 18 de marzo de 1962, en la función que encabezaban Manuel Moreno y el mexicano Ernesto Barrera. Ese día hubo una escasa concurrencia en el Gimnasio Nacional.
Lo que no he podido definir es en cuales peleas actuaron. A lo mejor fue en la preliminar entre Ernesto Pinder contra Esteban Quiroz; o en las de semifondo entre Adalides Muñoz contra Marcos Layne; o la de Clyde Thomas contra Benito Lasso.
Pero la primera pelea que tengo debidamente verificada donde actuó Harmodio, es en 1963, en el choque entre Beresford Francis y Justiniano Aguilar, que ganó el “Cristiano” por KO en 6 asaltos en el “Neco de la Guardia”.
En aquella época los principales jueces panameños eran José Graham, Carlos Aldana, Antenor Barranco, Roberto Navarro, Tolentino Diaz, Harry Boyd, Ramón Moynés, y los árbitros eran Isaac Herrera, Vivian Stewart, Servio Tulio Lay, Salomón Beby Allen, Mango López y Nicasio Lorenzo Drake.
Era la época de las peleas naturales. Luis Patiño contra Chicha Fuerte; Cammy Beto contra Eugenio Hurtado; Senén Ríos contra Pedrito Carvajal. Y en todas, absolutamente en todas estas peleas, Harmodio Cedeño fue uno de los oficiales.
También lo fue en peleas importantísimas de Ismael Laguna, y en mayo de 1970 formó parte de la trilogía de oficiales que actuó en el histórico choque entre Roberto Durán y Ernesto “Ñato” Marcel. En ese año 1970 cumplió su primera pelea como juez en un choque de título mundial, en la pelea de Ismael Laguna contra Itsimatsu Susuki, que ganó “El Tigre” antes del límite.
Ahí empezaría su carrera internacional, y vendrían otras peleas como las de Pinder vs Herrera; Pambelé contra Pepermint; Marcel contra el mexicano García; y la de Roberto Durán contra Jimmy Robertson. De Marcel puedo decirles que Harmodio fue juez en tres de sus cuatro defensas titulares, ante García como ya dije, la revancha con Antonio Gómez y la última y más importante ante Alexis Arguello.
Con respecto a Durán, es bueno recordar que Harmodio también fue juez en sus defensas ante Thompson, Susuki, Esteban De Jesús, Takayama en Costa Rica, y Ray Lampkin.
Ya a mediados de los setenta, Harmodio era un juez de fama mundial. Actuó en la primera pelea de título minimosca entre Jaime Ríos y Rigoberto Marcano; y también en la primera de título supergallo entre Rigoberto Riasco y Phillip Waringe Nakayama.
Actuó en defensas titulares de Eusebio Pedroza e Hilario Zapata, dos de los más grandes campeones que hemos tenido.
Quiero subrayar que en 1980 fue juez en la pelea de título mundial del pesado pesado entre Gerry Coetzee y Mike Weaver en Sudáfrica. Actuó en peleas titulares de Sugar Ray Leonard con Ayub Kalule en Houston; Davey Moore en Tokyo; Donald Curry en Texas; Rocky Lockridge en Italia; Livingstone Bramble en Las Vegas; Fidel Bassa en Irlanda; Louie Espinoza en Phoenix; Virgill Hill, Julian Jackson y muchas otras estrellas que hoy integran el Salón de la Fama.
Viajó a Corea, Argentina, a diversas ciudades de los Estados Unidos, Tailandia, Inglaterra y la última vez que fue juez, fue nada menos que en Haití.
Recuerdo en el año 1991, en Sacramento, le tocó actuar como juez en una pelea unificatoria de la división superpluma, con dos campeones. Tony López el campeón de la FIB y Brian Mitchell, de la AMB. Fue una pelea muy cerrada con resultado de empate. Moyo votó 115 a 114 a favor de Tony López. Dave Moretti votó dos puntos a favor de Mitchell y Mike Gliena dio empate a 115.
Su prestigio y don de gente le permitió dirigir, por varios años, la Asociación de Jueces y Arbitros de Boxeo Profesional.
Desde el año 2000 es miembro de la Comisión de Boxeo Profesional de Panamá, valioso puntal en la dirigencia de nuestro pugilismo rentado, no falta a una sola reunión, ni llega tarde. Aunque no sea comisionado de turno, siempre está disponible para ayudar en el examen médico, en los pesajes.
Pese a ser un hombre de bajo perfil, muy bajo perfil, porque la publicidad parece no interesarle mucho a Harmodio, es un permanente colaborador en todo lo que tenga que ver con el boxeo.
Aun dicta seminarios junto a Julio César Alvarado en la formación de nuevos oficiales y es una fuente de consulta infaltable para cualquiera que quiera saber algo del boxeo panameño.
Harmodio Cedeño no solo ha sido, a mi juicio, uno de los mejores oficiales que ha tenido el boxeo panameño en su historia, sino también un hombre decente, intachable y caballero a carta cabal.
A sus 75 años de edad su agilidad de mente no ha disminuido ni un ápice y su sentido de la justicia boxística, lejos de aminorar se ha fortalecido.
Es guía, orientador, apoyo en todo momento.
La condecoración que hoy recibirá le queda justa. Ni grande, ni chica. Le queda exacta, porque lleva el nombre de Elías Córdova, un hombre que siempre confió en su capacidad de juez.
Honrar, Honra.
Bien por la Comibox que lo ha distinguido en este acto, y sobretodo, bien por Harmodio Cedeño, el Caballo de Hierro.