Daniel Alonso, LMB
La primera vez que lo vi pelear no me impresionó. Fue en marzo del 2010, en la cartilla en la que Anselmo “Chemito” Moreno defendió su corona gallo ante Nehomar Cermeño, en La Guaira, Venezuela.
En aquella ocasión, con hoja de invicto en dos combates, Yonfrez Parejo apenas sacó un empate ante Sandro Hernández, en una pelea preliminar sin brillo ni razones para ser recordada.
Un año después conocí personalmente a Parejo, quien se unía a una pléyade de jóvenes peleadores venezolanos que han tomado a Panamá como su centro de operaciones, frente a la cada vez más exigua actividad boxística en su país natal.
Lo he visto crecer, mostrando buena técnica y condiciones físicas propias de una buena disciplina en los gimnasios. Sus últimas peleas han sido pruebas difíciles que le han permitido darse a conocer en un ambiente boxístico tan exigente como lo es el panameño.
Su reciente combate ante el hasta entonces invicto Jean Sampson de Nicaragua le valió conquistar la corona Fedelatin de los pesos gallos, la cual le dará un pasaporte directo a las próximas clasificaciones de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Con 25 años y registro de 11-0-1, Parejo ha dado un paso importante en su carrera y ahora vendrá para él la parte más complicada. Ya los rivales “accesibles” quedaron atrás y lo que le espera son pruebas de alta competencia.
Observo que, de la mano del entrenador Celso Chavez, Yonfrez Parejo ha ido madurando y depurando su escuela. Al no ser un peleador de pegada demoledora, depende mucho de su técnica y habilidad para hacer méritos asalto por asalto, marcando puntos en busca de triunfos por decisión de los jueces.
Pero lo hace bien, no hay duda, sabe colocar bien la manos, utiliza las combinaciones y sabe caminar el ring, maneja las cuerdas y sabe cuando puede exponerse en peligrosos intercambios con sus oponentes.
Se ve que trabaja fino este muchacho. Escucha a su esquina y es laborioso. Tras once asaltos duros con Jean Sampson, cerró bien, con estamina, la boca cerrada y la respiración normal.
A mi juicio, Yonfrez Parejo se llevó la nota más alta en la función que puso en marcha la temporada del 2012 en territorio panameño, el viernes 3 de febrero en el Hotel 4 Points by Sheraton de la ciudad de Colón.
Lo más probable es que esta sea la primera crónica que le dedican en su incipiente carrera. Pero se la merece. Me queda claro que quiere emular a Yohan Pérez, Liborio Solís, Jean Piero Pérez y Nehomar Cermeño, los venezolanos que se hicieron en Panamá en la ruta hacia la conquista de campeonatos mundiales, todos interinos.
Si mantiene la disciplina que ha demostrado hasta el momento, no dudo en anticipar que en Yonfrez Parejo tenemos un hombre con las características indicadas para llegar a grandes cosas en el boxeo.
Es cuestión de seguir trabajando fino. Eso depende de él.